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25 d’abr. 2012

FINLANDIA 1996.

En el mes de Julio de 1996 salió un viaje especial de manera recombalesca a Kokkola.  Un pequeño pueblo de Finlandia. Era mediodía y viernes. Acababa de trabajar con el Iveco  había adelantado trabajo, para hacer media jornada y pasar un largo fin de semana en La Garrotxa.  Mientras cerraba la puerta de la cabina, un compañero que aparcaba tres plazas mas allá de la mía. Me pregunta si me interesa hacer un viaje. Le digo que ya he plegado y que para el lunes ya buscaría hueco. Me dice que el viaje consiste en descargar el lunesen Finlandia. Se trata de una carga que lleva  encima su camión. Le digo porque no lo hace el. Me contesta que es muy lejos, qué la carga se la había pasado un compañero que se había puesto enfermo.   Los 10 paletas pisarían el tercer camión. Hable con su empresa, mire kilometros, para precio, barcos estaban pagados, cosa que no me preocupa, di un precio elevado, estuvieron conformes y otro si, la mitad de la factura por adelantado.


 Trasbordamos la carga, diez paletas americanos de dos metros de alto. El peso prácticamente era nulo. Según me entere en Kokkola, era un soporte con cableado de barcas para una fabrica náutica local. La empresa se avino, estaban preocupados con esta carga. Tenia que ir a sus oficinas en la zona franca, recoger el dinero adelantado y alguna indicación de que camino tomar, fue nula, ya que nunca habían hecho un viaje a aquella zona. Los de la oficina creían que su camión había salido el jueves, su camión estaba estacionado en un parking en la calle Prim. La empresa me exigió los mismos tiempos a mi como si hubiera salido en jueves. Les dije que no que si la mercancía podia llegar el lunes, combinando los barcos por la noche haría lo posible. Cuatro mil kilometros por delante y tres barcos y viernes no era para hacer muchos planes.
 Sin pensarlo dos veces y al estar la mujer de vacaciones, se vino como acompañante. enfilamos vía La Jonquera, al ser viernes por la tarde se tuvo que replantear el viaje para poder andar en domingo, ya que en Francia esta prohibido. Así que montamos la ruta: Francia y parte de Bélgica. El domingo continuar resto de Bélgica para llegar al tope de alto de Holanda para empalmar el domingo a las 10 de la noche con la frontera Alemana.

El primer camión que veo, de 25 metros y 50 toneladas
aparcado en un restaurante en Suecia. Las llaves puestas
cabina abierta y comiendo tranquilamente. Un señor chofer.


 En Alemania tampoco se puede circular en Domingo) de allí a Dinamarca, lo había conseguido, no descargaría el lunes, pero si el martes. Había hecho la mas de la mitad de camino. al ser novato en la ruta, pregunte a los camioneros, ninguno español que había en el aparcamiento, para orientarme. No saque nada en claro para informarme. Al entrar en Alemania tome la primera salida de Dinamarca equivoque de ruta ,subimos por Dinamarca hasta Kolding, donde cogimos un pequeño ferry hasta Middelfat dentro la isla de Odense,(la equivocación) un doblado del mapa me desoriento junto con la noche y el estrés. Otro ferry a tierra firme hacia Copenhague, de allí al ferry Helsingborg-Hellsingford entrando a Suecia, había que recuperar el tiempo un camino muy largo y un ferry innecesario, el camino real  era por Travemünde, pero no lo sabíamos. 


 Además nuestro mapa era muy sencillo y difícil de combinar las distancias. 
Le metí toda la caña posible al Iveco.  Pillaba sin esfuerzo los 110 kilometros, era de la época que los paqueteros podían circular a esta velocidad, por las autopistas francesas. Las carreteras en Suecia, eran anchas, planas y con un gran arcén. Podías adelantar siempre ya que el vehículo que venia de frente, se arrimaba bien a su lado incluso pisando el arcén. En este año, en Suecia no había ninguna, autopista, el gas-oil era blanco y muy caro. Esto no estaba contemplado. A las ocho de la noche llegue a Estocolmo. El barco de Silja que me había recomendado un compañero, salía a las 10 de la noche. Entre en una grandes oficinas en un gran edificio, con mi macarrónico ingles, preguntando donde tenia que coger el tiket de embarque. Me envían a las oficinas de carga al otro lado del puerto. Cansado, tarde, de noche. Llegó a la oficina y el cupo de embarque esta cerrado. A esperar el próximo barco por la mañana. Nos fuimos a un romántico hotel, que no lo supimos apreciar por el cabreo y el cansancio que llevábamos. 
Para coger un barco, dé cierta distancia hay que pedir plaza para el día siguiente...y si hay plazas libres. Otro factor temporada alta turística en la zona. No como los trasbordadores de Odense y Helsinborg. Me ofrecieron coger otro barco que iba a Helsinki al ser mas turístico, habían mas espacios para combinado un camión de nueve metros con autocaravanas. Lo que me dejaba muy lejos de mi destino y al precio que estaba el gasoil, no era conveniente hacer viguerías. 
A primera hora de la mañana frente la garita de embarque de carga. El barco ya ha llegado entando en tiempo de limpieza.
Hice cola detrás de varios hombres que hablaban ruso. Cuando me toco mi turno, me tomo me pidió el oficinista todos los datos y los metros del camión. Le dije de nueve a diez metro, me miro un poco extrañado, su cabeza no llegaba mas de las medidas de un trailer.
Me comento en mi Ingles que seria algo difícil, para conjugar mis nueve metros con algo que ocupara el mismo espació que un trailer. Los mas parecido una autocaravana grande. Va caro perder un metro de bodega. Otro problema añadido.          Deambulo por el lado del camión  cerca de la oficina. En el frontis del camión, llevaba un escudo del Barça que me habían regalado. Un señor que paseaba por allí, se fijo en la pegatina. Se entablo, una fácil i sencilla conversación, sobre tema futbol.   Como puedo le comento el problema que tengo con los nueve metros del camión.   Se presenta como oficial del inmenso SILJA  amarrado a nuestro costado. Me dice que vaya con el y entramos en la oficina por la puerta de los empleados. Le dice al que pone pegas, que mi camión tiene que embarcar como sea, mete mano en la cartera y saca una tarjeta de presentación. Me dice que si tengo algún problema mas que le llame. El oficinista asiente, salimos de la oficina y enfrente la taquilla de embarque hay un par de sillas que dan de frente a la cara del susodicho asomando por la ventanilla de funcionario. 
 No paran de llegar camiones rusos con semis europeos y para dentro el barco. Es desesperante. Al final el oficinista me hace una señal que me acerque a la ventanilla  me pasa una orden de embarque, pero no es para Silja,  el nombre es de otro barco. Alli solo había un SILJA, le doy la vuelta y...veo que van entrando al barco, semirremolques, Suecos, Finlandeses. Las tractoras, eran todas rusas igual que los choferes. Los europeos del sur, pasan de  adentrase en Rusia. Les dejan los semirremolques y que espabilen. No debe estar muy claro, pasar al otro lado.
 
Al fin encuentro mi barco...o mi barca...o un cacho hierro rojo y blanco que parece mentira qu hasta  flota.
 En los barcos grandes tienes que subir la rampa para entrar a las bodegas, en el mío no, tienes que bajar una rampa hacia abajo de un 10%. Siempre llevo en el bolsillo, una cafinitrina para un ataque al corazón y un tranquilizante. Antes de bajar la rampa me tome el tranquilizante. "Se me cayeron al suelo, los deje allí y en Turku los recogí."

Ya no tenia que conducir, era el ultimo paso. Navegaba con el rojo blanco a todo trapo. Hasta sin manos.

Al final de la rampa, había la cubierta, no tenia bodegas de carga. Primero entro para ir al fondo una furgoneta, con un Hindú. Después el Iveco, por encima las planchas, moviendo la embarcación.  Detrás ocho trailers rusos. Se mueve tanto el barco que ya te mareas de entrada.   Una vez cargado el ultimo, "mar y manta". Me tranquilizo mucho, al ver que no atan los camiones, efectivamente el Báltico es una balsa. Lo había confundido con el mar del Norte.


Al llevar a la mujer, me asignan un camarote de dos camas. Una atención, bajo las escaleras hacia la bodega, noto que faltan las puertas de seguridad y en las que hay han metido tanta pintura que ya no se abren ni cierran. Casi no hay luz. Solo cuatro lamparas en el pasillo   en la mitad de la embarcación, a mano izquierda tres contenedores de 20 pies, soldados al casco del barco, separados por menos de un metro. Una pequeña escalera nos conduce a la puerta ya que hay cierta altura a la entrada del contenedor. El resto una bodega de barco llena de mierda, cuerdas neumaticos, sillas de plastico,mangueras,hierros y porque estaba oscuras y la vista no te llega a mas.

Escalerilla de entrada a la "suit nupcial"
 entre contenedor y contenedor.


 De las dos puertas trasera, una esta soldada, la otra arracada y en su lugar una puerta normal de madera como cualquier casa al uso. Dentro dos camas una mesita de noche y un gran radiador de calefacción. El suelo de "sintasol" arrugado.

Mi segundo chofer, acojonada
 en el departamento.


El cocinero, asando buenas carnes a la brasa
es el capitán del barco, el máximo responsable
en su función culinaria con uniforme de cocina.


 Cenamos muy bien y con mucha luz. Ahí no se pone el sol a finales de julio. Nosotros escogimos carne de ternera y patatas fritas. Había una ensalada, pero no tenia muy buena pinta de limpieza. El problema de comer en cubierta, eran las gaviotas, se lanzaban directas al plato, e incluso te podían hacer daño.

El show de las gaviotas.



 Solución, cuando una se acercaba le tirabas una patata frita al aire la cazaba y no llegaba el bicho al plato. La bebida agua y cerveza que te tenias que servir también tu mismo de dentro una nevera del comedor en una puerta adjunta. Un comedor, que había cuatro mesas y diez sillas, o sea comensales pocos, las ventanas dos ojos de buey.
 Detrás del cocinero la escalera al puente de mando. Nunca había nadie, solo el timón que se movía en click-clak a banda y banda con dos pasadores para que no se alborotara. Navegamos suaves. Podías entrar y pasearte por la cabina, quitar los pasadores y volver para atrás. Cualquier cosa era posible.
 Estos barcos antiguos cargueros, son lo que llamaríamos aquí, los "autónomos". Cuando las grandes empresas como La Sirja en época estival de mucho trabajo, alquilan estos pequeños cargueros sirviendo a un publico especial como algunos camioneros rusos. Creo que el precio es mas barato. A mi me cobraron igual como si fuera en el Barco grande. Y a callar, o no te pasamos al otro lado. 
El Señor con  chaqueta y delantal es el Capitán asando carne en la Barbacoa, en su función de cocinero. Luego se cambiara se pondría un chaleco blanco con botones dorados, abrirá un camarote de personal lleno de tabaco y vodka y seria el camarero, del "Duty Free". Esta estancia o camarote, era la única en todo el barco que tenia puerta y bien cerrada con llave. A ultima hora será el capitán y desaparecería de la vista. El timón iba pegándole a los tacos. Cabe recalcar que la única tripulación era el y la mujer de la limpieza, que se paso la noche dándole al vodka y jugando a las cartas con los camioneros rusos. Nuria se encerró en el camarote y no quería salir. De verdad el ambiente no era muy seguro para una mujer. El capitán desaparecido, el Hindú también desde que embarcamos ocho rusos llenos de vodka y la tripulación (la mujer de la limpieza, borracha). Yo quería ver el momento en que el sol toca el mar y vuelve a salir. Me subí al comedor ya que fuera hacia mucho viento, apostado en uno de los dos ojos de buey. Vi el maravilloso momento. Quería echarle una foto pero ya no tenia carrete. Quedo solo para mi. Los demás jugaban a las cartas, gritando, me baje al contenedor e intente dormir un rato. A las ocho de la mañana llegaríamos en Turku. Navegábamos por el mar de las mil islas.





Aquí si el capitán toma las riendas del barco, es un paisaje maravilloso, miles de islas llenas de vegetación, algunas habitadas por una familia. Para mi demasiada tranquilidad.

Ya mas tranquilo llegando a Turku. 


Llegamos bien, sin las comodidades del barco que habíamos pagado (Timados) en este aspecto. El Capitán, su secretaria, los dos gatos cazadores que corrían por la bodega.(por algo será), el Hindu desaparecido y los ocho rusos.


En el barco me había mirado el mapa. Tenia que seguir la costa Oeste del Pais y no dejarla. Íbamos por tierra Sami, a medida que ibas subiendo para arriba ya te podías despedir de hablar con mi ingles con nadie. En un pueblecito que pare ante la duda de carreteras, con la persona que trate, no debía ni hablar Finlandés. Íbamos bordeando el golfo de Bótnia, a la izquierda Suecia, enfrente  la parte alta de Noruega. La ruta del Cabo Norte. Llegamos a Kakkola, descargamos sin problemas y camino hacia abajo. El relax nos invadía. Regresábamos a Turku. Hemos retrasado un día el barco de Estocolmo, vamos a estar un día relajados visitando la ciudad y alrededores, deshinchar también las piernas, el viaje ha sido duro y en un vehículo no preparado.
















Barco de regreso, otro mundo, de tiendas, Restaurantes, cines, discotecas,  supermercados. Una Ciudad flotante, con muchos habitantes, turnándose cada día.