VIAJES. 10/7/2017.
Desde que estalló, la guerra entre Israel y Hamas, se habla mucho de túneles y grandes edificaciones debajo de Hospitales y escuelas.
En un viaje que hice de rutas, con la camper, fue. Polonia y Repúblicas Bálticas. Ir recorriendo en zig zag como hacemos nosotros, muchas veces se nos acaba el tiempo y no llegamos a nuestro final. Un poco justo, pero si. esta vez llegamos a Tallin en el Báltico. Final de etapa.
Cruzando Letonia, y en una zona que no veíamos muy claro, el tema de seguridad al Noreste del País, decidimos pernoctar en un Hotel. Efectivamente a las 8 de la noche, el Hotel se blindaba, Parking incluido por una gran puerta de hierro.
Al tener Yo, un gran problema, como es, el preguntar cosas a la gente, que muchas veces te llevas un chasco, le pedí al recepcionista que nos dijera que había interesante de visitar, por la zona. Me propuso varios sitios y uno de ellos era SKACUPAS, nombre prohibido. Descubierto al publico en el 2003.
Me explico que era una gran instalación sovietica, construida despues de la segunda guerra mundial, donde havia artilugios para espiar en toda Europa. Y actualmente visitable.
Nos parecio interesante, tambien haver si havia algun vehiculo militar, ya que los buscamos en todos los sitios que visitamos, vehiculs industriales. Una pasion. Ademas de los monumentos locales, que es un punto y aparte.
Después del desayuno cogimos la Camper y de los tres o cuatro sitios que nos había informado el recepcionista decidimos ir a SKACUPAS.
Llegamos sobre las doce de la mañana, pero para llegar ya estando en el sitio, nos volvimos locos. Poniamos el GPS y cada vez nos conducía a un Hospital. Allí no había nada, vuelta que vuelta, hasta que en la puerta del hospital sentado en un alfeizar había un hombre, al cual le pregunte sobre el tema. Hablaba Inglés era Estonio y estaba allí como nosotros, visitar el entramado bélico espia de Occidente.
Es aquí. Nos dijo.
Perplejos. Pero si esto es un Hospital. Además lleno de pacientes en la sala que se visibilizaban desde donde estábamos. Amablemente con su buen inglés y el chapurreado mío, aunque me defiendo bastante bien al hablar , no al escuchar., me contó que en los sótanos, bastante profundos de aquel hospital,mas de nueve metros, se encontraba un entramado soviético. Le dijimos que habíamos venido para visitarlo, lo cual me contesto, que el tambien, lo que hasta la tarde, no había visitas. Entramos los dos para informarnos , también comprar la entrada. Aquella tarde había dos visitas con guia obligatoriamente. La primera en idioma Ruso a la 33 de la tarde, la otra a la 6 de la tarde en Inglés.
Fachada anterior del Hospital, rodeado de multitud de jardines.
Fachada posterior donde se puede apreciar mas, la magnitud del edificio.
Avancé de la entrada principal del Hospital.
Para nosotros a las seis de la tarde era complicado, porque no teníamos destino fijo donde pernoctar. I en Ruso, no nos enteramos de nada. El hombre, ya a la hora compañero nuestro, consultó a la guia, si podíamos, entrar en el pase Ruso y el amablemente me traduciría, las explicaciones. La guia acepto , teniendo la deferencia que cada vez que explicaba alguna cosa para los 12 o 13 visitantes que éramos esperaba un momento para mi compañero me lo tradujera. Así hicimos la visita de algo menos de tres horas.
Bajamos por un montacargas inmenso, de los años 50s hierro duro, ruido espantoso, hasta no se definir la profundidad, pero era bastante. En un principio su construcción, fue como refugio nuclear para altos dignatarios del País. Tenia una central eléctrica con generadores de gas-oil, con una gran reserva de este combustible
Y aquí empezamos la visita. Lastima que las fotos que tiramos en una maquina no muy profesional, no salieran muy nítidas, pero reflejan todo lo que había debajo aquel gran hospital.
Nuestra guía. Amabilidad absoluta.
Vamos a entrar.
Largos pasillos,sin fin.
Grandes salas, con el material electrónico de los 60
Nuestra guía, contándonos historias de Lenin
La iluminación, en muchas zonas escasea.
Un entramado espectacular, por su época.
Cámaras de descompresión.
Los inmensos pasillos.
Parada obligatoria.
Sala de estar, cuando se descansaba de espiar.
A la hora y media, despues de caminar varios kilometros en las profundidades de la tierra, llegamos al refectorio. Una pausa en la excursión. Recuperar fuerzas. Con la entrada venia este refrigerio.
Sopas, galletas, una cosa blanca, como cuajada y té.
Una de las cocineras.
Come y calla.
Con la barriga llena, vamos a hacer unos cuantos kilometros más.
Otra sala de recreo, en otra zona del complejo.
Probando una mascarilla de emergencia. Estaba todo previsto
Diferentes tipos de mascarillas. Antitodo. Antes de refugiarse en las cámaras acorazadas.
En el despacho del jefe.
Te caliente entre el camino.
Acabada la visita, el joven Estonio, nos propuso pasar a su País y en poco tiempo, halle había mas seguridad para pernoctar, según nos dijo, que en Letonia.. En los mapas de carretera y el GPS estábamos lejos de Estonia por la carretera convencional.
Nos decidimos el salio delante con su coche. Nosotros con la camper detrás. Atravesamos, grandes bosque, la carretera no era asfaltada al uso, pero su pavimento era de un granito duro, que no hacia sufrir los neumaticos. Atravesamos riachuelos, que me hacían desconfiar de quedarnos embarrados, ya que la Camper, con todos los accesorios que lleva se va a los 2.800 kilos y la traccion delantera es mala para los vehiculos de peso. En LIGATNE, cogimos un pequeño transbordador con capacidad de dos coches para atravesar un amplio río. El compañero nos pago el peaje, mas suspicacias por mi mujer. A la entrada de Estonia, el edificio de la antigua aduana es un supermercado. Compramos pan. El resto ya lo llevábamos.
La de kilometros absurdos de bosque que nos ahorramos, con este transbordador.
Al fin llegamos a una población dentro Estonia, donde había un camping donde nos dirigió nuestro compañero. Fue el final de la aventura por los bosques. En el camping, estábamos tranquilos, como vecinos una autocaravana y una caravana.
La Nuria, mi mujer, caída la noche me decía. Como te atreves a seguir por estos caminos a este hombre. Igual nos lleva a una guarida en el monte, nos desvalijan, y encima nos quitan la camper. Pero no, a la gente se la reconoce. Ya hemos pasado en los Países del Este y en los Balcanes tragos como este y hemos desistido. El sexto sentido no suele fallar.