Después de desayunar, y dar un chapuzón en el mar. Enfilamos carretera hasta la famosa Dubrovnik.
Hemos oído tanto hablar de ella, que nos parece ya conocida. Esperamos la sorpresa.
Cuando llegamos la carretera va por encima la ciudad que nos queda a bastantes metros debajo.
La vista es prodigiosa. Un mar azul precioso con una isla verde enfrente y el color teja como no, de los tejados. Abajo ya nos lo encontraremos.
A las 11 de la mañana ya estamos a 36º, empezamos bien el dia de calor.
Después de una bajada zigzagueando considerable y la caravana de coches y autobuses para llegar al centro de la ciudad, allí nos encontramos con el problema del aparcamiento. Buscamos y no lo hay. La gente viene con autobuses de los hoteles de otras localidades. Esta todo colapsado. Pero, la ciudad vieja, merece una visita.
Enfrente tenemos el Hotel Hilton, hay plaza libre de aparcamiento, en el parking privado del Hotel. La condición pagar un mínimo de cuatro horas y el precio, ya te puedes imaginar. Aparcamos junto el máximo exponente de vehiculos de alta gama.
La cuestión es no dar vueltas, solo se visita una vez. Tenemos cuatro horas para visitar. A ver cuanto duramos.
Descendemos las escaleras de la entrada, por las murallas de la ciudad vieja. Un tejido de callejuelas llenas de mesas, sillas, donde el peatón se tiene que desplazar en fila india. Cada casa un negocio.
Llegamos al puerto, donde la amplitud nos da una ligera brisa. En las callejuelas, la calor, junto con la humedad, no dejan respirar. El agobio es total.
Un enjambre impresionante de turistas, por cierto muchos españoles, en julio, cosa a extrañar.
En la plaza principal. Stradun. Hacemos otro receso. Otro, espacio abierto para respirar.
En mitad la plaza , sobre un pedestal San Blas, patrón de la ciudadela, nos controla.
Subiendo una escalinatas y grabado en la pared un gran mural en piedra y explicaciones de los
" malos", que les tiraron más de tres mil bombas y millones de balas de ametralladora.
Otros elementos del interior de la ciudadela, es la Iglesia de San Blas, El palacio del rector, La Catedral de la Asunción, monasterios dominicos y franciscanos. Todo allí. Apretado, con la multitud turística. Las mesas, las sillas, las sombrillas, los camareros, los pollos los peces. Todo todo.
Me ahogo, quería comer en alguno de los típicos restaurantes, pero seria incomodo. La gente que pasa hablando hasta se le puede caer la saliva en tu plato.
Volvemos a subir a las murallas. Un bonito islote, nos llama la atención. Verdaderamente una bonita isla casi pegada a las murallas de Dubrovnik. Se trata de Cokrun. Es lo que le falta para completar el cuadro, dándole más color verde y teja. El lugar es precioso.
A las dos horas agobiado cojo la camper, pago cuatro, pero me largo. Cada dia me gusta mas la tranquilidad. Odio lo que se pone de moda y todo el mundo allí.
Saliendo de la ciudad, a un tiro de piedra. La frontera Montenegrina.
Otra vez con el puto tema de la carta verde. Cada año me la mandan junto con el recibo, del seguro. Este año que la necesito. No. Cosas de venir todo por internet. Pero en las fronteras el internet se lo pasan por el forro. Incluso descargandola en papel y de color verde. A pagar. Que es gata.
Salimos de la costa hacia el interior. La calor con el termómetro a 40º es sofocante.
Parados en la frontera, con los DNI, retenidos, hasta que no presentemos una carta verde, me acerco a la oficina de seguros y por los módicos 15 Euro, me hacen una para un par días.
Pasamos la frontera empezamos a andar por Montenegro. Al momento frenazo. Una caravana de vehiculos delante nuestro augura lo peor. Efectivamente un accidente.
La frontera Croata, vacía.
La frontera de montenegro llena.
Estamos en Montenegro.
El Camión TAM, del accidente
El vehiculo boca abajo.
El MAN, grua, para salvamento y remolcaje.
La pluma si el trabajo desciende ,se puede
usar en la construcción.
En el Restaurant, viendo la película.
Un MAN, 26-321, en plena reparación. Al sol.
Este Steyr, me sorprende los bujes delanteros
de tracción total.
Varios camiones de Obra parados. Sábado por la
tarde. Fiesta.
A mi izquierda vemos un restaurante. Como tenemos los dos carriles cortados, me desplazo por el carril de la izquierda hasta su aparcamiento. Esperaremos comiendo.
El accidente es en un pequeño cruce de un camino, el aparcamiento del restaurante y la carretera nacional. (la única).
Nos sentamos en la terraza con una gran parra que nos da la sombra. El restaurante está muy bien y la comida excelente.
El tema del accidente han venido los policías y van a resolverlo. Un coche esta tumbado boca abajo. El otro se conserva en pie. Han venido tres guardia y un camión grúa.
El Jefe de los guardias, se sienta en la mesa contigua a la nuestra. Pide una copa de vino y la mesonera se sienta a su lado, con otra.
Desde allí da las ordenes a sus súbditos con un walkie-talkie, abajo en la carretera. La primera orden, que entre los mirones, los damnificados levanten el coche y lo pongan en posición normal.
La grúa lo engancha y lo sube al camión. Del restaurante prestan unas escobas y los guardias barren la carretera de cristales. El jefe sigue a nuestro lado. Nosotros con el postre y la caravana de coches friéndose al sol. Todo un espectaculo.
El coste 44 euros de comer. Somos turistas. Además en Montenegro el euro es la moneda que tomaron como oficial.
Continuamos la ruta, volvemos a acercarnos a la vera del mar, el aire refresca más. Los cascos en las motos no son obligatorios y van a todo gas. Vamos siguiendo acantilados. De golpe los vehiculos que van delante nuestro aminoran la marcha. Otro accidente?. No hay un ferry . No hay carretera.
4´50 euros y bordeamos toda la montaña donde la carretera no se ha construido, hasta que la volvemos a encontrar otra vez.
Pasamos por TIVAT, nos falta gas-oil y lo ponemos a 97 centimos/litro.
Este país en los kilómetros que llevamos lo vemos tranquilo. Una carretera general que lo cruza a lo largo y otra en diagonal hacia el norte. Tambien esta llegando a el el turismo, pero en menor medida que en la vecina Croacia. Hablan una lengua Montenegrino y la religión se la reparten entre cristianos ortodoxos y musulmanes.
En Petrovac, nos encontramos varios campos de aviación, creo que es militar. Después otra vez viajamos cerca la playa. Al llegar a Becici, vemos una inmensa playa, con miles de sombrillas. Algunos hoteles. Decidimos refrescarnos, pero la playa como todas las que nos hemos encontrado desde Francia, piedrecitas que se te clavan a los pies. Es horrible. Todo el mundo lleva unas sandalias especiales para las piedras, te tienes que bañar calzado.
Desde luego Becici es una postal.
Extraña maquina, medio tractor, medio pala
también al servicio del lago.
Lada Niva 4X4 extra largo. XL.
La fruta como en todos los países del este.
A pie de carretera.
Volvemos hacia el interior y en Prijava, decidimos, comer lo comprado en el supermercado, levantar la vela y pasar la noche. El lugar maravilloso. Junto al lago.
Camión de salvamento TAM 4X4. Aparcado junto
al lago.